¿La electromovilidad transformará el futuro del mercado del cobre?, ¿cuáles son las implicancias de los vehículos eléctricos en la demanda del mineral? Con estas preguntas comenzó la segunda jornada de la Conferencia Mundial del Cobre, evento que reúne a los principales líderes de la industria en la Semana Cesco.

Luis Felipe Clavel, gerente de Desarrollo de Negocio de Vehículos Eléctricos de Nissan, se refirió a los motores y obstáculos que desafían una mayor penetración de los vehículos eléctricos (EV, por su sigla en inglés) en América Latina.

Nissan, explicó el ejecutivo, alcanzó la barrera de las 300.000 unidades de EV vendidas en 2016. Tras esa cifra, asegura Clavel, sin duda está el nacimiento de regulaciones de emisiones cada vez más estrictas, que afectan a los vehículos convencionales.

En la otra vereda, en las barraras para la penetración de los EV, destacan negativamente los impuestos a las internaciones de algunas economías en América Latina. “En Brasil y Argentina, por ejemplo, las importaciones de vehículos están gravadas en hasta un 35%”, comenta el gerente.

Otros factores como el precio de los vehículos eléctricos, la falta de infraestructura de recarga, regulaciones poco claras y el desconocimiento de los consumidores en relación con la tecnología, desaceleran una mayor penetración de los EV.

Para Luis Felipe Clavel, no obstante, la falta de infraestructura de recarga, más que una barrera física, es una psicológica. Al final del día, explica, “cargar un EV es como cargar el celular. Sólo tenemos que comunicar mejor. Próximamente lanzaremos unidades (baterías) con una autonomía de hasta 600 kilómetros, muy similar a las tecnologías convencionales; y ahí pararemos pues creemos que es suficiente”.

Impactos

Vanessa Davidson, directora de Investigación y Estrategia del Cobre (CRU), se refirió al impacto de este giro hacia los vehículos eléctricos en el mercado del cobre. Para explorar el nuevo escenario que se abre para la industria a raíz la demanda impulsada por la electromovilidad, el CRU ha desarrollado diferentes escenarios, intentando modelar el efecto de los diferentes niveles de la transición hacia una economía baja en carbono.

Dependiendo de si se trata del escenario conservador (business as usual) o del más optimista, explicó Davidson, la demanda de cobre podría incrementarse en 2,7 millones de toneladas a 2030 y en hasta 5,3 millones en el mejor de los casos. “De este crecimiento en la demanda de cobre, menos de 20% proviene de infraestructura para recarga”, puntualizó.

En relación a cuán rápida será la penetración de los vehículos eléctricos, la experta del CRU hizo ver que la última palabra aún la tienen las políticas chinas en la materia. Y mientras más rápida o ambiciosa sean éstas, a un mayor ritmo caerán los precios de los EV.