EY: Cinco proyectos mineros impulsarán al Perú pero otros tres no tienen panorama alentador
Víctor Burga de EY señala que para el 2018 se espera que las inversiones en exploración suban de US$ 550 millones a un máximo de US$620 millones,
(Gestión) La economía peruana será impulsada por la ejecución de cinco grandes proyectos mineros pero existen otros tres que no tiene un panorama alentador para su reactivación, señala Víctor Burga, socio de Auditoría de EY Perú.
Indicó que entre los proyectos mineros que podrían impulsar la economía peruana está el inicio de construcción de la Mina Justa de Minsur por US$ 2,000 millones programado para el segundo semestre del 2018.
En segundo lugar está el inicio de construcción de la mina Pampa de Pongo por US$ 2,500 millones programado a partir del segundo trimestre del 2018. Luego está el anuncio de construcción de Mina Quellaveco esperado para fines del 2018 por US$ 5,000 millones.
“Actualmente, la compañía estaría en búsqueda de un socio estratégico que permita compartir costos”, anotó el especialista.
En cuarto lugar aparece el inicio de trabajos de desarrollo y construcción del proyecto Michiquillay por US$ 2,500 millones.
“El presidente ejecutivo de Southern Peru recientemente anunció que espera empezar a trabajar con las dos comunidades donde se sitúa el proyecto para poner en marcha su desarrollo lo antes posible. Aún no se han hecho anuncios sobre inicios de trabajos de desarrollo y construcción en el futuro cercano”, dijo Burga.
Cierra la lista la construcción de la mina Corani anunciada por Bear Creek Mining, con una inversión estimada en US$ 700 millones. Actualmente, se tiene el Estudio de Impacto Ambiental aprobado y faltan los permisos de diferentes ministerios e instituciones del Ejecutivo para iniciar la construcción.
“Una vez recibidos los permisos, el periodo de búsqueda de financiamiento duraría seis meses por lo que espera iniciar la construcción en el segundo semestre del 2019”, precisó.
Sin embargo, advirtió que “no se ve un panorama alentador” para la reactivación de los proyectos Conga, Río Blanco y Tía María.
El ejecutivo mencionó que se percibe una mejor perspectiva en la inversión minera en el Perú debido a que las cotizaciones de los metales se han mostrado fluctuantes con respecto al año anterior; sin embargo, éstas muestran una tendencia ligeramente alcista para el año 2018, lo cual es esperanzador para la industria minera y el Perú en general.
“Se espera que los precios del oro, cobre, plomo y zinc coticen en promedio para el año 2018 en US$ 1,300 por onza, US$ 6,800 por TM, US$ 2,500 por TM y US$ 3,300 por TM, respectivamente”, estimó.
Un segundo motivo que favorece a la inversión minera es que todo aumento de los precios de los metales siempre genera optimismo y un mejor entorno para las inversiones de todo tipo; sin embargo, las empresas mineras cada vez están siendo más cautas y selectivas en las inversiones en exploración.
“En los últimos años han estado dando prioridad a proyectos brownfield (proyectos mineros con información geológica más avanzada) en vez de los proyectos greenfield (proyectos iniciales, con poca información geológica), con la finalidad de reducir el riesgo de pérdida de inversión en exploración”, comentó.
Detalló que para el año 2018 se espera que las inversiones en exploración suban de US$ 550 millones (7% de la inversión mundial) a US$ 600 o US$620 millones, “lo cual es una buena señal para el crecimiento del sector minero”.
Asimismo, durante el primer trimestre del 2018, se efectuó la adjudicación del proyecto Michiquillay con una inversión estimada de US$ 2,500 millones y, es muy probable, que para fin de año se tengan noticias más ciertas sobre el inicio de las actividades de desarrollo del proyecto Quellaveco, estimado en US$ 5,000 millones.
Según Burga, para maximizar las inversiones mineras en un contexto de precios bajos o para atraer inversiones mineras en un contexto de precios altos, se requiere que se den cuatro condiciones en el país:
a) Reducir costos para generar sostenibilidad en el futuro y valor a largo plazo para los accionistas. Esto es relevante ante la constante volatilidad de los precios de los metales que produce el país.
b) Generar aceptación social para poder operar. Las protestas de las comunidades han tenido un impacto significativo en la imagen del sector. Las empresas mineras necesitan basar su sostenibilidad en una estrategia de largo plazo y en mantener una operación que sea cercana a las comunidades locales.
c) Sin importar la baja en el precio de los metales, el innovar sigue siendo un desafío clave. Esto porque innovar es primordial para permitir la productividad que conducirá a ser competitivo en el largo plazo.
d) Es necesario que el gobierno disminuya el nivel de “permisología” y “tramitología” requeridos para efectuar actividades mineras.