La Bolivia de Evo Morales se está quedando sin gas y sin clientes
Los contratos con Brasil y Argentina, están siendo renegociados.
(La Tercera-Pulso) El único gobierno populista exitoso de Sudamérica ha triunfado en gran medida gracias al gas natural que exporta a sus vecinos. Pero esto podría cambiar pronto.
Los contratos con los principales clientes de Bolivia, Brasil y Argentina, están siendo renegociados en un momento en que ambos han prometido aumentar su propia producción, y además gozan de extensos litorales que les permiten acceder a un creciente mercado global que demanda gas natural licuado.
La agitación se produce en un momento en que la deuda pública de Bolivia ha alcanzado niveles récord, y las elecciones de octubre están presionando al presidente, Evo Morales, líder de mayor trayectoria en Sudamérica. Morales ha producido doce años de crecimiento económico, sobreviviendo a una crisis financiera mundial y a una disminución de las materias primas. Ahora se enfrenta a una nueva prueba, con una caída de los ingresos por hidrocarburos y un aumento de las protestas populares.
“Básicamente, hay una nueva tendencia en la ciudad que ha roto el monopolio boliviano del gas natural en Sudamérica”, dijo Fernando Valle, analista de petróleo y gas en Bloomberg Intelligence. “Cuando hay márgenes muy altos en algún lugar, alguien finalmente va a encontrar una manera de ingresar a dicho mercado y socavarte. Eso es lo que le está pasando a los bolivianos ahora”.
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En los últimos cuatro años se ha vuelto cada vez es más barato construir terminales flotantes que puedan recibir enormes tanques de GNL, almacenar el gas y vaporizarlo para la generación de energía en tierra. Así, YPF SA, la estatal de energía de Argentina, ahora planea construir una terminal de exportación que le permitirá licuar el gas del país y exportarlo.
En 2018, las exportaciones bolivianas de gas cayeron en aproximadamente 30 por ciento, lo que tuvo un impacto drástico en los ingresos del gobierno y en la entrada de divisas, según Alvaro Ríos, socio fundador de Gas Energy LA, una consultora con sede en Bolivia. Mientras tanto, la deuda pública se disparó a 51 por ciento del PIB en 2017, según los últimos datos disponibles del banco central de Bolivia. Esto representa un aumento en comparación con el 36 por ciento de 2014.
“El gobierno está perdiendo popularidad porque la lealtad de muchos líderes locales es más económica que política”, dijo Waldo Albarracín, decano de la Universidad Mayor de San Andrés, y miembro del Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia, un grupo de oposición.
Por ahora, el Ministerio de Hidrocarburos de Bolivia no ha emitido comentarios para este artículo.